Señales de alerta
La familia y la escuela son los ámbitos donde con más facilidad se pueden detectar signos o síntomas en el comportamiento del niño que nos aporten indicios o sospechas de la presencia de una deficiencia auditiva. A la vista de estas señales, es prioritario consultar con un especialista que confirme o descarte la presencia de patologías auditivas.
Los signos de alerta que dentro del ámbito familiar pueden hacernos sospechar de una deficiencia auditiva durante los primeros años de vida son:
- No muestra respuestas reflejas como el parpadeo o la agitación ante estímulos auditivos e inesperados.
- No busca ni se orienta cuando le llama.
- No reconoce «papá» y «mamá» cuando se le nombran.
- No responde ante ruidos familiares como la TV, el teléfono, el timbre, etc.
- No comprende órdenes sencillas.
- No realiza emisiones vocálicas ni interacciona verbalmente.
Los signos de alerta que debemos observar en el ámbito escolar se resumen en:
- Presenta dificultad para comprender y recordar las instrucciones del profesorado.
- Su lenguaje es poco inteligible.
- Presenta pobreza de vocabulario.
- Tiene dificultad para mantener la atención.
- Presenta retraso escolar y bajo rendimiento.
- Se distrae con facilidad en actividades de alto componente verbal.
- Presenta alteraciones articulatorias.
- El desarrollo del lenguaje es deficitario y presenta estructuras orales muy simples.
- No participa en las actividades grupales de aula.
- Se aísla con facilidad y no atiende a las explicaciones.
- Responde sólo en ocasiones cuando se le llama o requiere.
Detección precoz
El diagnóstico temprano de las hipoacusias es fundamental para limitar las consecuencias y el impacto que la disminución de la audición tendrá en el desarrollo global del niño.
La falta o disminución de la audición tiene implicaciones directas sobre el desarrollo psicológico e intelectual, ya que dificulta la estructuración del pensamiento como consecuencia de las alteraciones en la adquisición del lenguaje hablado.
El escreening auditivo neonatal, como programa de detección de las hipoacusias, nos permite realizar un diagnóstico temprano de la patología y comenzar el proceso rehabilitador a muy corta edad.
Numerosos estudios demuestran que la estimulación auditiva durante los primeros meses de vida supondrá una mejora considerable en la adquisición del lenguaje y que dicho proceso se verá afectado si las intervenciones se realizan a partir del primero o segundo año de vida. Ante tal evidencia, el diagnóstico y la intervención precoz son fundamentales.
Pruebas de diagnóstico y evaluación audiológica
El diagnóstico auditivo nos permite conocer el grado de pérdida auditiva del sujeto (umbral de la audición), el tipo de pérdida o topología de la lesión (conducción o percepción) y los restos auditivos existentes (zonas frecuenciales conservadas). Dicho diagnóstico es clave para determinar las ayudas técnicas que requiere el sujeto, así como las estrategias educativas a planificar.
Las pruebas de diagnóstico auditivo, podemos dividirlas en dos grandes bloques:
- Pruebas subjetivas: requieren de la colaboración del sujeto, que presentará una respuesta voluntaria o automática ante la percepción de un estímulo auditivo.
- Pruebas objetivas: no requieren de la colaboración del sujeto y sus resultados están determinados por alteraciones fisiológicas que se producen como consecuencia de la estimulación auditiva.
Pruebas de diagnóstico subjetivas
Audiometrías infantiles
Son pruebas de diagnóstico auditivo que nos permiten realizar una evaluación audiológica en edades muy tempranas (0-4 años)
1) Audiometría de observación del comportamiento (0-6 meses). Se basa en la observación de la conducta refleja del bebé ante un estímulo sonoro inesperado. El estímulo sonoro debe presentarse a campo libre, utilizando un audiómetro pediátrico o juguetes sonoros cuya intensidad y frecuencia deben de estar previamente determinadas.
Las respuestas reflejas que presentará el bebé y que el observador debe identificar son:
- Reflejo cocleo-palpebral (presión de los párpados o abrir los ojos, si el niño está dormido o bien cerrados rápidamente si está despierto).
- Reflejo respiratorio (alteración brusca de la respiración, que vuelve a la normalidad en unos segundos).
- Reflejo cocleo-muscular (contracción muscular generalizada, principalmente movimientos de extensión y flexión de las extremidades).
- Reflejo de llanto (alteración de la expresión facial seguida de llanto).
La prueba presenta un alto nivel de subjetividad y su validez vendrá determinada por la interpretación que el observador realice de las respuestas del niño. Por tanto, la cualificación y experiencia del observador es fundamental a la hora de realizar esta prueba.
2) Audiometría de refuerzo visual (6-36 meses)
Es una evaluación audiométrica conductual y consiste en presentar al niño un estímulo sonoro seguido de un refuerzo visual.
Se trata de condicionar al sujeto mediante la asociación de un reforzador visual (juguete luminoso o móvil).
Para ello, éste debe de estar despierto y sentado sobre las rodillas de su padre o madre, que mantendrá su atención sobre un juguete no sonoro. El explorador, que debe de estar fuera del campo visual del sujeto, presentará a éste un estímulo auditivo mediante un audiómetro. Cuando éste gire la cabeza buscando el reforzador visual el juguete se iluminará o se pondrá en movimiento.
La prueba puede realizarse a campo libre, con auriculares o vibrador y tanto la fuente sonora como los juguetes se situará a ambos lados del sujeto en un ángulo de 45-90 grados con respecto al mismo.
3) Audiometría de juego o lúdica (36-60 meses)
Consiste en el condicionamiento del niño para responder a un estímulo sonoro, que será generado por un audiómetro, mediante una actividad motora ligada a un juego, como apilar piezas, insertar aros de colores en un eje o encestar pelotas. Cada vez que el sujeto escuche un sonido insertará o apilará una pieza.
Si el condicionamiento es adecuado y la persona realiza correctamente la tarea, podemos obtener una primera aproximación a su curva audiométrica.
Audiometría tonal
La colaboración del niño en esta prueba suele ser buena a partir de los 5-6 años, obteniéndose resultados fiables en el diagnóstico auditivo.
La audiometría se basa en el estudio de dos parámetros (frecuencia e intensidad) que nos van a permitir establecer el campo auditivo o espacio acústico.
Para realizar las audiometrías utilizamos el «audiómetro» que es un aparato eléctrico capaz de producir o reproducir estímulos sonoros (tonos puros o palabras) de intensidades comprendidas entre los 10 dB y los 120 dB y frecuencias comprendidas entre los 128 y los 16.000 Hz, realizando un recorrido exhaustivo por todas las frecuencias e intensidades disponibles y recogiendo gráficamente los resultados en un audiograma.
La exploración se puede realizar por vía aérea, vía ósea y a campo libre, siempre en cámara insonorizada, al objeto de evitar sonidos ambientales ajenos y a la exploración.
El conjunto de todos los umbrales de audición del sujeto, en cada una de las frecuencias exploradas nos indica su curva auditiva o campo auditivo.
Audiometría vocal
La audiometría vocal tiene como finalidad determinar el nivel de captación y de discriminación del oído para el lenguaje. Consiste en conocer la capacidades del sujeto para entender la palabra a diferentes niveles de intensidad.
La prueba se realiza con el audiómetro, reproduciendo una lista de palabras balanceadas que el sujeto deberá reconocer y repetir.
La prueba determinará el «umbral de inteligibilidad» (el sujeto oye y comprende) y sus resultados se reflejarán en una gráfica en cuya abscisa se indican los decibelios de intensidad y en la ordenada el porcentaje (%) de palabras reconocidas.
Pruebas de diagnóstico objetivas
Impedanciometría
Nos informa del estado de las estructuras del oído medio y de la movilidad del sistema tímpano-osicular.
Es la medición y posterior representación gráfica de la dificultad para la transmisión de la energía sonora (impedancia acústica) que presenta el oído medio.
Se trata de comprobar si la resistencia o dificultad que presenta el oído medio el normal o si la misma se encuentra incrementada o disminuida. Si se presenta esta disfunción, implicaría la existencia de una hipoacusia de transmisión, es por tanto una prueba que nos ayuda en el diagnóstico etiológico y topográfico de este tipo de hipoacusias.
Otoemisiones acústicas (OEA)
Son sonidos generados en el interior de una cóclea sana (oído interno), como respuesta a un estímulo sonoro. Pueden ser recogidos mediante un micrófono alojado en el conducto auditivo externo (CAE) del sujeto explorado. Su aparición implica el correcto funcionamiento de los mecanismos cocleares y la integridad funcional del oído medio, lo que supone en la práctica la determinación de una audición normal.
Potenciales evocados auditivos de tronco cerebral (PEATC)
Miden la actividad electrofisiológica de la vía auditiva, como consecuencia de una estimulación acústica. Es la prueba más utilizada en la actualidad y se puede aplicar a edades muy tempranas. El sujeto es necesario que esté dormido o sedado.
La utilidad de la prueba como diagnóstico clínico es evidente, pero en el ámbito escolar su información es limitada ya que no aporta datos sobre los restos auditivos, ni sobre el perfil de la curva auditiva, lo que supone en la práctica, que dos alumnos con el mismo diagnóstico mediante PEACT, pueden presentar una capacidad de discriminación auditiva claramente diferenciada y unas expectativas en el proceso rehabilitador muy dispares.
Evaluación psicopedagógica
Es un proceso de recogida y análisis de información sobre aspectos que inciden favorable o desfavorablemente en la enseñanza y aprendizaje del alumno con el propósito de adoptar medidas educativas ajustadas a sus características y necesidades. Cuando se realiza la evaluación psicopedagógica del alumnado con discapacidad auditiva se debe recopilar información sobre los siguientes ámbitos:
- Análisis de los informes previos.
- Valoración general del desarrollo.
- Datos sobre la historia escolar.
- Pruebas de evaluación psicopedagógica.